De la mejor forma transcurrió la primera corrida de la Feria de Tlaltenango encabezada por el Patronato de la Feria y la empresa de Guillermo Gutiérrez y David Jurado.
Desde temprana hora comenzaron a llegar familias completas a la plaza dejando de lado cualquier augurio de polémica o inconveniente por la corrida y sus participantes, sin contratiempos inició puntual.
Resultó triunfal para los caballistas Gastón Santos, José Ignacio Corral y Rodolfo Bello, los tres tocaron pelo, saliendo en volandas estos dos últimos al cortar dos orejas.
La cálida tarde, que registró casi un lleno en la plaza de toros José Julián Llaguno, abrió con la lidia de Juangui, de Cerro Viejo, que correspondió en turno a Gastón Santos, quien vistió elegantemente a la usanza portuguesa y comenzó a someter al ejemplar al engaño; tuvo poca codicia y fuerza, pese a ello el caballista hizo gala de su doma sobria y elegante, por lo que destacó sobradamente en banderillas.
Dejó media ración del rejón de muerte al tercer viaje, por lo que saludó toreramente en el tercio.
Con el cuarto de la tarde, Gerardito, de 480 kilogramos, Gastón Santos colocó tres rejones de castigo para que el ejemplar que tuvo mayor codicia que el primero le embistiera con garbo. Poco a poco el ejemplar de Cerro Viejo acudió celosamente a la cabalgadura del potosino, quien volvió a lucir gracias a la variedad y versatilidad que le imprime a su toreo a caballo, llevándolo cosido a la grupa. Dejó el rejón de muerte en buen sitio, aunque el toro tardó en doblar, por lo que tomó la espada de descabello para acertar al primer golpe y llevarse una oreja que fue pedida con sobrada fuerza.
El rejoneador José Ignacio Corral recibió a su primero, Niko, un toro cárdeno claro, bien puesto de pitones, de buena lámina, presencia y tipo, aunque falto de fuerza y codicia. El gran esfuerzo del joven caballista por agradar sobresalió en el tercio de banderillas, pues arriesgó con las cortas que arrancaron las palmas del respetable. El rejón de muerte quedó trasero y caído, pero fue suficiente para pasaportar el toro, por lo que cortó una oreja.
Con Juan Pa, el segundo de su lote, la tónica fue diferente, pues tuvo a un toro con mayor acometida, más fijo a su cabalgadura, cualidades que aprovechó a cabalidad; toreando de costado, con temple y gran alegría brilló con los rejones de castigo, y con las banderillas.
Acertó en la suerte suprema llevándose nuevamente una merecida oreja.
Quien le puso el cascabel al gato y armó la escandalera fue el rejoneador Rodolfo Bello, quien derrochó entrega y recursos con los dos ejemplares que en suerte le tocaron, los cuales fueron difíciles debido a su poca fuerza, sin embargo, terminaron embistiendo.
Lalo Memo, su primer ejemplar, le hizo pisar terrenos comprometidos y sacar esa técnica que quiere patentar como sello propio, pues el toro desparramaba la vista, además de que manseó. Brindó la muerte de su ejemplar al empresario taurino Felipe Pescador. Bajo los acordes de La Marcha de Zacatecas toreó con gusto para después fallar con el rejón de muerte, para finalmente despachar a pie, y escuchar un aviso. Recibió las palmas del respetable.
Con Leonel, el que cerró plaza, armó una verdadera escandalera nuevamente a pesar de la poca fuerza y fijeza del burel. Derrochó determinación para colocar de manera sobrada y arriesgada las banderillas, pues prácticamente fue a toro parado, por ello el valor de su actuación, pues prácticamente todo lo hizo el caballista. Debido a esa condición del toro, Bello pidió permiso al juez de plaza para dar muerte a pie, pues la suerte suprema sería arriesgada debido a las cosas de manso que hizo el toro, dejó una buena estocada para cortar dos orejas, con ligera petición de rabo.
Cabe mencionar que se dio un interesante mano a mano entre los Forcados Mazatlecos y los de San Luis Potosí, los primeros pegaron al primer intento en el cuarto de la tarde, siendo Anuar Lara quien ejecutó la pega. Los potosinos salieron en el quinto ejemplar, encabezados por Roberto Carlos González, quien no aguantó los derrotes, por lo que quedó noqueado en el piso, siendo auxiliado por sus compañeros que lo llevaron hasta la enfermería del coso, entrando por enmienda Jorge Luque Malacara, quien sacó la casta y se aferró con fuerza a las astas del de Cerro Viejo. Con el que cerró plaza, ambos grupos realizaron una pega al alimón, dando la cara los mazatlecos por ser el grupo de mayor antigüedad.
Con información de Natalia Pescador
Periódico NTR Zacatecas