jueves, 16 de septiembre de 2010
DISCURSO TEXTUAL DEL ALCALDE EN LA TOMA DE PROTESTA
Discurso emitido por el Presidente Municipal, Marco Lopez, en su Toma de Protesta el pasado 15 de septiembre de 2010.
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“Felicito a nuestro gobernador Constitucional del Estado de Zacatecas, Lic. Miguel Alonso Reyes, quien estoy seguro, que como titular del ejecutivo, estará en toda la disposición para contribuir con el crecimiento y desarrollo de nuestro municipio, a su vez señor Raúl Estrada Day, Director de los Servicios de Salud (SSZ) en Zacatecas, hágale llegar nuestro mensaje, dígale que podrá contar con el Municipio de Tlaltenango, con su experiencia y su trabajo.
También deseo manifestar en este acto el máximo respeto hacia los miembros del ayuntamiento saliente y en particular hacia quien hasta hace unos minutos me ha precedido en el desempeño de la Presidencia municipal, C. Mauricio Martin del Real del Rio, que sin duda ha ejercido el cargo con gran dedicación y esfuerzo para conseguir los mejores resultados para Tlaltenango, deseándole el mayor de los éxitos en los nuevos retos que el desee emprender.
Me encuentro hoy aquí con humildad ante la tarea que enfrentamos, agradecido por la confianza que me ha sido otorgada, cumplo así con el mandato que el pueblo me confiere.
La gran responsabilidad y la emoción profunda que hoy experimento no me impiden expresar la gratitud que debo a quienes han hecho posible este acontecimiento: gratitud al partido Acción Nacional, a mis compañeros Miembros Activos del Comité municipal, por haberme postulado como su candidato, a los compañeros de mi planilla que aceptaron junto conmigo este reto, a todas las demás personas que sería imposible mencionarlas a cada una de ellas, pero que de algún modo aportaron su tiempo, su esfuerzo, su trabajo en campaña, a mi Esposa e hijas, que me acompañaron y fueron parte fundamental de este proyecto y gratitud a los Tlaltenanguenses que con su voto me han dado el mandato de servirlos, coordinando sus esfuerzos a lo largo del trienio que hoy inicia.
Asumo este honroso cargo Público como resultado de un proceso democrático, que nos llevo a una intensa campaña electoral y que la ciudadanía de Tlaltenango decidió con libertad en las urnas.
Como candidato, me impuse la obligación de conducirme con respeto hacia los demás candidatos que como yo, buscábamos el consenso popular; también la de actuar con sensatez, de no prometer como método de persuasión, de no asumir actitudes prepotentes, paternalistas ni mesiánicas, sino de ir dialécticamente a la conciencia de los electores y con ellos, establecer una honrada consulta, para actuar conjuntamente en la solución de cuanto les interesa y les preocupa.
En Tlaltenango, se dio el libre juego de opiniones y se estableció el debate ideológico entre los candidatos registrados.
Fue esta una leal contienda que la mayoría ciudadana decidió conforme a Derecho y de modo inobjetable, lo que da base legítima al gobierno que hoy inicia y estimula mi aspiración de ser un Presidente Municipal con respaldo popular.
Esto acentúa el sentimiento de responsabilidad que hoy me embarga, porque estoy consciente de que con las decisiones del pueblo no se juega ni se permite el extravío.
El periodo electoral ya concluyó. Nunca vi en él a posibles vencedores ni vencidos, sino a mujeres y hombres en abierta confrontación de ideas y en igualdad de oportunidades para expresarlas en voz alta, que ejercieron responsablemente un derecho y que fueron a las urnas para confirmarlo. Esto indudablemente, fortaleció la condición plural democrática de nuestro Municipio.
No tengo pues, enemigos ni me siento vencedor sobre nadie; tengo el mayor respeto por los demás candidatos, como lo manifestaba abiertamente en campaña, porque estoy consciente de que la suma de cada uno de ellos constituye una parte muy importante del Ayuntamiento.
Por ello, no me adjudico triunfo personal alguno, pero si me siento responsable de hacer las cosas de tal modo que el triunfo sea para Tlaltenango, que no pertenece a grupo alguno, sino a todos los que aquí vivimos y lo llevamos muy adentro como sentimiento y compromiso.
Saludo cordialmente a mis opositores circunstanciales y les digo que hay un tiempo para la disidencia y hay otro tiempo para la participación. Este es el tiempo para sumarse a lo que nos identifica y nos acerca, en lo que representa un interés que por ser general, está por encima de intereses personales o de grupo.
Tengo el firme propósito de ser un Presidente Municipal de todos los Tlaltenanguenses; de quienes coinciden con mi doctrina política, que es la de mi Partido, pero también de quienes la rechazan sin conocerla, ya que es una doctrina que busca el Bien Común, promueve la de solidaridad y la subsidiaridad, y antepone a cualquier otro interés un profundo respeto por la dignidad humana.
No intento pues, servir a un solo grupo en particular si no a todos los Tlaltenanguenses, que al igual que yo busquen el bien común de nuestro Municipio.
A partir del 5 de julio comenzamos a trabajar tal y como nos comprometimos en campaña; hemos regresado a gran parte de las comunidades y a algunos Barrios de la cabecera, incluso a aquellos donde no nos favoreció el voto, para trabajar en planes y en programas concretos, haciendo lo que es indispensable, pero sin descuidar lo que es importante.
¡Y vamos a trabajar con alegría, libres de opresiones, atentos a mantener el liderazgo que nuestro Municipio por muchos años ha asumido como Cabecera Distrital, porque si cometemos el error de descuidarnos, corremos el riesgo de perder ese liderazgo que tanto esfuerzo y sacrificio ha costado a muchos Tlaltenanguenses.
Nuestro lema de campaña, “SEGURIDAD Y CONFIANZA”, no tiene cambio alguno en este ejercicio de gobierno; sin embargo, vamos a darle ahora un contenido práctico, un rumbo preciso y una meta. Toda obra de gobierno precisa de un sano clima de cohesión social, de la seguridad y de la confianza recíproca entre gobernantes y gobernados y de la plena observancia de la ley por unos y otros.
Debemos lograr una efectiva participación de todos los sectores en las tareas de Gobierno; participación que debe de ser dinámica en sus acciones, congruentes en sus objetivos, equitativa y justa en sus resultados.
Mi convicción democrática debe respeto a las opiniones y peticiones de las mayorías, pero una vez que éstas se han expresado, mi responsabilidad como servidor público me dice que debo gobernar para todos, prestar atención a todos, incluyendo a los Tlaltenanguenses que por apatía, desaliento o sumisión se aíslan en el silencio.
No pretendo unanimidad, porque desconfío de ella como ejercicio democrático. Me propongo conciliar criterios y concertar acuerdos con los sectores que conforman nuestro Municipio y asegurarles una justa y equilibrada representación.
Existe una deficiente comunicación social que a su vez magnifica los problemas y los presenta como difíciles de resolver. Los Tlaltenanguenses necesitamos conocernos y reconocernos cabalmente, saber quiénes somos, qué pretendemos y cómo vamos a lograrlo.
Por eso vamos a establecer un sistema de comunicación que nos acerque y nos identifique entre sí y en dirección de los demás, que preserve nuestros valores idiosincráticos y promueva nuestras acciones de trabajo conjunto y solidario.
Vamos esencialmente a practicar la propaganda de los hechos.
La opinión Pública, constructiva y respetuosa, es la voluntad política del pueblo y como tal debemos de tomarla en cuenta y preservarla de manipulaciones y distorsiones. Congruentes con esta idea, procuraremos el dialogo directo y permanente con el pueblo, sin acudir a interpretes ni a intermediarios. Queremos que sea el propio pueblo quien nos manifieste su voluntad, porque con base en ella y de cara al pueblo, queremos gobernar.
Al Síndico y Regidores Electos, les digo que estamos frente a una oportunidad: La de servir leal, honesta y eficientemente a quienes no tienen por qué disculparnos ineficiencias ni ilegalidades.
Estamos ya en una campaña de hechos. Que cada quien tome su lugar, que se integre con los demás, y que todos respondamos por el futuro inmediato de Tlaltenango.
Reitero que soy hombre de dialogo, que puedo cometer errores, pero nunca prohijarlos, ni persistir en ellos. Que tengan la seguridad de que la puerta por la que se entra al servicio de la Presidencia de Tlaltenango, también es la de salida, porque no vacilaré en prescindir de quien no se avenga con el concepto de un servidor público honesto y que no proporcione un trato con decoro a la sociedad.
A nadie exijo sacrificios, por que servir al pueblo de Tlaltenango, interpretar sus sentimientos y convertir en realidades sus demandas, es un privilegio, una noble forma de realización política, nunca un sacrificio.
No intento hacer una lista fatigosa de las obras y servicios que existen como necesidades insatisfechas en la población, tampoco una reseña de las que me propongo hacer en un futuro inmediato.
Más bien quiero enfatizar en los lineamientos y directrices del proceso de desarrollo que, a mi juicio, requiere nuestro Municipio e insistir en la necesidad imperiosa de remover los obstáculos y las limitaciones de carácter estructural que impiden un desarrollo más acelerado, firme y congruente en sus objetivos y metas, más justo en la distribución de los programas y apoyos.
Me interesa cubrir exitosamente mi trienio, pero no es mi prioridad lograr lo que presuntuosamente se da en llamar “la obra de la administración”, quiero sentar bases para dar continuidad y permanencia al desarrollo integral, sostenido y sustentable que, a mediano y largo plazo, demanda nuestro Municipio.
Soy consciente de las dificultades para lograr cambios estructurales, y que estos implican necesariamente un cambio de mentalidad y un ajuste de procedimientos y estrategias que no van a lograrse en tan solo tres años. Las obras materiales se levantan con las manos, pero la sociedad solo se trasforma con ideas rectoras, con una óptica de largo alcance y con una firme voluntad de persistencia.
Tenemos estas ideas rectoras y clara la trayectoria que debe seguir nuestro desarrollo. Tenemos además, mejores instrumentos para conducir racionalmente la acción de Gobierno en todos sus niveles, e inducir concertadamente la de los sectores social y privado.
Hemos recibido expresamente el apoyo de los sectores privado y social; hay gran entusiasmo de los empresarios de Tlaltenango para desarrollar nuevos proyectos. Los ladrilleros, comerciantes, empleados, campesinos, amas de casa y todos los sectores de la comunidad han manifestado su apoyo. Todos juntos recorreremos el camino.
Seremos, por tanto muy cuidadosos de no confundir los términos del crecimiento¬; para no privilegiar a unos en perjuicio de otros, si no propiciar a todos las oportunidades y derechos que en justicia corresponden.
A la compañera de mi vida y de campaña, mi esposa la Dra. Nora Linda Rosales de López que ha sabido conducir certeramente el núcleo familiar, le reitero ahora mi llamado para que extienda su atención considerada, oportuna y solidaria a la familia Tlaltenanguense. Bajo su responsabilidad queda propiciar, apoyar y fortalecer el Sistema Estatal para el Desarrollo integral de la Familia.
Quienes han aceptado compartir las tareas de Gobierno, saben que somos iguales al resto de los ciudadanos y que no nos diferenciamos de los demás más que por el hecho de que tenemos mayores responsabilidades y más obligaciones de servir.
Porque eso precisamente somos: Servidores del Pueblo; debemos serlo sin soberbia, sin desalientos, con lealtad, con eficacia, con honradez, como norma no como merito y esperando, como única real compensación, la satisfacción de haber cumplido con nuestro deber. MUCHAS GRACIAS."